A mi hermana Maruja
En este dos de marzo,
!ay penita pena!,
quisiera darte un abrazo
para ver si la vida merece la pena
Aquel
dos de marzo
de
un año sin suerte,
Maruja del alma,
Maruja del alma,
en
tu vida de cristal,
rota y sin calma,
rota y sin calma,
todo
fue mal:
Los faroles se apagaron,
Los faroles se apagaron,
y te
sorprendió la muerte
La
luna amargada,
con
su halo redondo,
dejó
de brillar,
cogió
de la mano al sol
y juntos, se echaron a llorar…
La
primavera,
tocó
fondo
y, desolada y triste,
! ya no quiso llegar !.
La
muerte,
como
era pronto para llevarte
y
ella lo sabía,
dejó
su guadaña aparte
y
con sus cartas marcadas
se
hizo fuerte.
esperó
hasta ese día
para
invitarte a jugar
al
juego del nunca jamás.
Ella
ganó la partida
y
tú, creyendo ganar,
perdiste
la vida.
En
este dos de marzo
a
treinta años de distancia,
hermana
mía,
yo
miro hacia atrás
te
diviso en la lejanía
y
huelo tu fragancia
de
cuando eras niña
y, parte de tu vida, era mía.
En
este dos de marzo,
!ay
penita pena !,
quisiera
darte un abrazo
para
ver si la vida merece la pena
Mi hermana Maruja falleció con 49 años. En el camino que recorrí desde mi infancia hasta los 18 años, ella fue quien me orientó y me ayudó utilizando su influencia sobre mi, como buena hermana. |
Estas flores, que tu no llegaste a conocer, hoy te las ofrezco para que adornes tus deseos allí donde estés. |